martes, 2 de diciembre de 2008

Lo que viene, lo que viene.

Se acerca fin de año y con ello las dos fechas más importantes de diciembre. El 24 (si,el 24, la noche buena, porque el 25 ya es aburrido) y el 31. Pero en esta ocasión quiero ocuparme de la primer fecha y de todo lo que eso implica. Uno espera con ansias esa noche con abundante comida y bebida, como si fuera diferente a la de los años anteriores.
Yo particularmente espero con ansias:

- Que el color del calzón que me regale mi abuela no sea el mismo del año pasado.
- Que la borrachera me permita levantarme al día siguiente para poder almorzar en familia y sin dolores de cabeza.
- Salir a las 2 de la mañana con planes de terminar en algún boliche o bar y, ante la cantidad de gente que se arrebata en los diferentes lugares, culminar la noche en la calle con una heladerita llena de rolito, cervezas y sobras de las casas de cada uno de mis amigos. Esas bebidas desagradables como Ananá Fizz, Clericó Fizz y quién sabe que otra cosa Fizz.
- Que no se repitan las mismas anécdotas que vienen ocupando gran parte de la mesa navideña desde que tengo uso de razón.
- Que la imposibilidad de comunicarme con un teléfono celular a las 00:00hs no me fume todo el crédito.

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